domingo, 8 de marzo de 2015

¡Gracias Patricia!



Por Jésica Rodríguez. Licenciada en Comunicación Social, Universidad Nacional de La Plata.-

El pasado 22 de febrero se llevó a cabo una nueva entrega de los premios Oscars a las mejores películas de 2014. Pero no es la ceremonia de entrega lo que quiero destacar en sí, sino un hecho que sucedió y que se llevó la atención de propios y extraños: el discurso de la actriz, Patricia Arquette, al recibir su premio como mejor actriz de reparto por la película “Boyhood”.
En aquella ocasión, Arquette hizo un llamado a todas las mujeres de su país para luchar por la igualdad de los salarios y sus derechos; ganándose la admiración de estrellas tan dispares como Meryl Streep y Jennifer López, unidas en el mismo grito de solidaridad.
"A cada mujer que ha dado a luz, a cada contribuyente y cada ciudadano de esta nación que ha luchado por la igualdad de los derechos de todos. Es el momento de que tengamos igualdad salarial e igualdad en los derechos de la mujer en Estados Unidos", había pronunciado la actriz.

Pero el salario desigual de las mujeres, no es sólo un problema de las estadounidenses  sino de las mujeres de todo el mundo, inclusive de nuestra región y de la Argentina.
En Chile la brecha salarial en términos de remuneraciones entre hombres y mujeres continúa siendo alta; de hecho, es una de las mayores en América Latina, sin embargo el sueldo de una mujer es en promedio un tercio más bajo que el de un hombre. 
La ministra del Servicio Nacional de la Mujer de ese país, Carolina Schmidt, dijo en su momento: "El sueldo de una mujer en promedio es un tercio más bajo que el de un hombre (…) 
aunque resulta difícil comparar la diferencia salarial entre hombres y mujeres en distintos países, la brecha promedio a nivel mundial está estimada en el 15,6% y oscilaría entre el 30% y el 10%", aseveró Schmidt. (Ver: "El sueldo de una mujer es en promedio un tercio mas bajo que el de un hombre")
Similar situación viven las mujeres españolas, donde el sueldo de ellas representa el 78% del de los hombres, según datos de la Encuesta Anual de Estructural Salarial del Instituto Nacional de  Estadística (INE) de ese país.
Es decir, mientras éste percibe alrededor de  25.000 euros, una mujer por el mismo trabajo recibe solo 19.500 euros. Además, una mujer con trabajo fijo cobra poco más que un hombre contratado. 
Asimismo,  las mujeres, en España, tienen que trabajar 84 días más al año para ganar lo mismo que un hombre. ("Las mujeres tienen que trabajar casi 14 meses para cobrar el sueldo anual de un varón")
De esta manera, el empleo femenino, en España, no impide el empobrecimiento de las mujeres, pues la brecha salarial, la precarización del trabajo a tiempo parcial y la feminización de ciertos sectores determinan una situación económica peor que la de los hombres en términos globales. (Ver: "El sueldo de las mujeres es el 78% del de los hombres, según datos del INE")

La actriz Patricia Arquette.

Acá, ellas lejos de ellos.
Mientras tanto, en Argentina, ¿qué sucede?  Nuestro país no es ajeno a este problema con el que deben convivir mujeres de todo el mundo. A pesar de las mejoras laborales de los últimos años, las brechas de género en el trabajo y en los salarios siguen siendo muy amplias y se profundizan en los sectores menos calificados.
Ganan menos, porque consiguen empleo en sectores peor pagos y más precarizados. Y deben trabajar menos horas porque deben cargar con la responsabilidad naturalizada del cuidado del hogar, resignando de esta manera calidad de trabajo.
Según un informe del Centro de Estudios Mujeres y Trabajo de la Argentina (Cemyt) se muestra que la participación de las mujeres en el mercado laboral disminuye (representan el 27% frente al 53% que tienen los varones) a medida que aumenta la cantidad de hijos/as., contrario al caso de ellos donde su presencia aumenta.
Asimismo, la brecha salarial se profundiza cuanto menos capacitación tiene la mujer. El mismo informe detalla que: quienes poseen estudios secundarios incompletos, las mujeres tienen un salario promedio mensual de un 47 por ciento menor que el de los varones. En el caso de las que tienen el secundario completo es del 32 por ciento, mientras que entre las que han alcanzado el nivel universitario es del 29 por ciento. Sin embargo el salario sigue siendo menor  al de los varones.
Es decir, que haya mayor presencia de las mujeres en los niveles educativos superiores no significa que suceda lo mismo en el mercado laboral, sobre todo en puestos de dirección porque persisten las enormes brechas salariales.
La consecuencia de esto es que a pesar de existir mujeres con sólida formación, estas desempeñan trabajos en los que no logran desarrollar ni su potencial ni sus aptitudes.
Por otro lado,  los varones se insertan mayoritariamente en los sectores de actividad donde los salarios son más elevados y que a la vez tienen alto grado de formalización, mientras que las mujeres lo hacen en los sectores donde los salarios son menores y es mayor la precarización laboral.
En el sector enseñanza, que es un sector altamente feminizado, hay un 76 por ciento de mujeres y un 24 por ciento de varones. En este ámbito las mujeres también ganan menos que los varones: la brecha en el salario mensual promedio percibido por unos y por otras es del 22 por ciento. Mientras que en los puestos profesionales es entre un 17 y 27% menos.
El estudio de CEMYT concluye señalando que en definitiva, la brecha salarial  se debe porque tanto en los empleos registrados como en los no registrados, las mujeres trabajan menos horas que los varones. (Ver: "Radiografía de la desigualdad" y "Somos iguales... pero no tanto")
Clara expresión de cómo los patrones socioculturales les asignan a las mujeres compatibilizar vida pública y vida privada.

Mujer = madre y esposa.
Afirmo que en la idea androcéntrica de la mujer concebida como madre y esposa (como único modelo de feminidad) se encuentra la causa principal de esta desigualdad.
A la valoración negativa que se tiene del trabajo de la mujer, la carga horaria que le demanda el cuidado del hogar y la insuficiente formación profesional se le suma este componente que es sociocultural.
En la actualidad la redistribución de las tareas domésticas en los hogares no han cambiado, lo que hace que estas mujeres deban interrumpir sus carreras, elegir trabajos de tiempo parcial o empleos informales, entre otras consecuencias que inciden para su desarrollo personal y profesional.
Además, persiste la idea de que el ingreso de las mujeres es un complemento, y esto ocurre aun cuando la familia no pueda sobrevivir sin este ingreso o que este sea mayor que el del hombre o que esa mujer sea Jefa de Hogar en una familia monoparental.
Frente a esto las mujeres salen a los mercados de trabajo en condiciones desiguales frente a los hombres, lo que se traduce en menores posibilidades de ascenso y peores salarios.
Porqué este articulo se tituló “Gracias Patricia”, porque la actriz visibilizó una problemática poco difundida, y que algunos sectores creyeron  que estaba descontada por las organizaciones de mujeres y feministas.
Se cree que hoy la lucha de las mujeres es sólo por la despenalización del aborto y la erradicación de la violencia contra las mujeres, pero no son las únicas, esta pelea de “igual salario por igual trabajo” continua latente en los corazones de cada mujer que debe vivir esta discriminación.
Porque es discriminación mientras persista esa desigualdad enmarcada por el mero hecho de pertenecer a un sexo; y también es una forma de violencia hacia las mujeres. Las mujeres seguimos circulando en el mundo laboral en inferioridad de condiciones y de oportunidades que los varones.
Y eso implica no solamente que somos diferentes sino que es una comprobación bien concreta que esas diferencias implican desigualdades.
La Reforma Constitucional de 1994 de nuestro país otorgó rango constitucional a una serie de tratados y convenciones internacionales que dictaminan en relación a la eliminación de todas las formas de discriminación, al reconocimiento de la igualdad y al compromiso de los Estados en relación al tema.

Pero, nuevamente, tenemos que volver a recordar que las inequidades subsisten en los hechos, que persiste la vergüenza de la brecha salarial entre mujeres y varones para iguales trabajos.

Esto sigue ocurriendo, a pesar de los cambios que la sociedad ha ido experimentando, en virtud de las luchas que han tenido a las mujeres como protagonistas.

Esta situación nos interpela y reclama sostener una lucha que no deberá detenerse sino ante el logro de la equidad y para ello es imprescindible que demandemos al Estado que se haga cargo de sus responsabilidades para ello y que las distintas instituciones de la sociedad establezcan acciones concretas y alianzas que las hagan posibles.
Y finalmente, pero no por eso menos importante y estratégico, que todas las personas que conformamos la sociedad argentina entendamos el rol protagónico que desde nuestros lugares tenemos para revertir la inequidad y que lograrlo no sea una utopía de unas pocas sino una realidad para todas las personas. Por eso, “gracias Patricia!!!.


Enlaces de interés:


ENLACE PARA VER EL VIDEO DE PATRICIA ARQUETTE:



sábado, 7 de marzo de 2015

El deporte como ámbito para la deconstrucción: Ya no más "ese juego no es para las nenas"

La mirada sexista sobre los deportes, es una postura que ha devenido histórica pero que no escapa a la transformación social planteada por la deconstrucción de género. Nadie puede explicar con fundamentos lógicos las razones por las que un deporte puede ser excluyente de un género o de otro, mas que por el hecho de la "debilidad" y la "fortaleza" que supone culturalmente una mujer o un hombre -respectivamente-, o porque se hubiera hegemonizado una cierta práctica física como "propia" de alguno de los dos sexos. 

El fútbol recién hace 5 años experimenta este cambio y es creciente el interés de las mujeres por este deporte lo que se manifiesta en el armado de competencias y los equipos que no necesariamente tienen uniforme rosa. El fisicoculturismo se proyecta más atrás, aunque aún con motes dado que siguen siendo minoría las mujeres en el rubro y la mirada peyorativa sobre ellas.-

Con orgullo y llevándolo al campo más "de hombres", irrumpe en nuestra ciudad de La Plata el avasallamiento de prejuicios sexistas a través del equipo femenino de Rugby, en el que las chicas no sólo brindan su pasión y su energía al entrenamiento más exigido sino que además son reconocidas por su lucha para lograr salir de los patrones machistas y expandir la convocatoria a mujeres que todavía crean que "no somos lo suficientemente resistentes para tantos golpes".

Las premisas impresas por el patriarcado parecen inamovibles, hasta que logramos romper con estructuras que solo nos limitan a encontrarnos -hasta en los ambitos más monopolizados por los hombres-, con nuestras ilusiones y deseos: animarse a deconstruir, es tambien desafiarse. Y nada de todo esto es ajeno a nuestras motivaciones más intimas. La debilidad física de la mujer es el postulado más antiguo del machismo. Y ya es hora que también nosotras sepamos valorar nuestra fortaleza, de la que día a día surge nuestra inconmensurable energia de superación y lucha.

Nuestra especial felicitación a la división femenina de La Plata Rugby Club, institución que ha forjado equipos reconocidos internacionalmente bajo el rótulo de "Los Canarios" y esta vez abre paso a la presentación orgullosa de "Las Canarias"




viernes, 6 de marzo de 2015

¿Sitio web 2015 o Folleto de 1953?

Por Julieta Luceri. Abogada Universidad Nacional de La Plata.

A tan solo dos días de la celebración del Día Internacional de la Mujer, y después de mas de 200 años de lucha feminista, de numerosos objetivos logrados y derechos conquistados, y por supuesto, muchos mas por lograr, nos encontramos con esta nota "Descuidos femeninos que los hombres detestan".
El portal imujer, dedicado a la mujer y sus diversos "intereses" (pareja, actualidad, moda, belleza, salud, familia, hogar, etc), se dedica en esta nota, a mencionar una serie de tips para las mujeres, sobre “cosas” que los hombres, nuestras parejas, detestan. Y así enumera cuatro catástrofes que, atención mujeres, jamás debiéramos permitir que sucedieran, pues nuestros hombres se verían demasiado molestos.
Y así, de un plumazo (o mejor dicho de un “tecladazo”) se borraron dos siglos de conquista de derechos e igualdad de género.
Si bien solo se mencionan cuatro situaciones (afortunadamente), el enfoque patriarcal y machista surge latente del breve texto de la nota, ya que hace hincapié en las necesidades y deseos masculinos que las mujeres debemos consentir y respetar a pesar de que estas necesidades se plasman sobre nuestros propios cuerpos y deseos, y lo que es peor aún, EN CONTRA DE NUESTROS PROPIOS DESEOS.

- ¿QUERES DEPILARTE? 
- ¿TENES GANAS DE TENER SEXO? 
- ¿QUERES ORDENAR LA CASA?

NO IMPORTA. 

Ellos así lo prefieren, y así debe ser. No sea cosa que se molesten.
Ciertamente no es la intención de esta entrada demonizar a los hombres, ni mucho menos. Pero si hacer hincapié en que existe una estructura machista, una cultura patriarcal sostenida y aceptada en el tiempo, que nos ha impuesto que estos conceptos son correctos. Que las mujeres debemos ser de cierta manera y cumplir una serie de exigencias, en pos del beneficio masculino.
Esta nota me generó, en lo personal, dos reacciones:
La primera es que estos consejos -y puntualmente el nro. 3 (“... ¡Cuidado! Puede que se enojen. Prefieren el orden y la armonía en el hogar, especialmente cuando llegan cansados, luego de una larga jornada laboral.”)- me recordaron inevitablemente a esta “Guía de la Buena Esposa” (de 1953):
















La segunda es que si bien esta clase de publicaciones me hacen pensar que atrasamos 50 años de lucha feminista, a veces también sirven para sondear donde estamos parados. 

Y creo que si bien queda mucho camino por recorrer y mucho trabajo por hacer en la conquista de derechos e igualdad de condiciones, no son pocos los que ven con desagrado una publicación de este estilo y se permiten hacer un análisis crítico... y con perspectiva de género. Basta con leer los comentarios al pie de la nota, para ver el repudio generalizado de los lectores, no solo mujeres, sino también muchos hombres.

SON MUCHOS. En contra del sexismo, el machismo y el patriarcado.